sábado, 24 de octubre de 2009

LA GUARDIA PRETORIANA

LA GUARDIA PRETORIANA

La Guardia Pretoriana es sinónimo de muchas ideas, la mayoría de ellas con poco o ningún fundamento histórico. A través de los siglos nos ha llegado el nítido eco de un cuerpo militar de elite destinado a proteger a los emperadores romanos, un cuerpo que alcanzó en ciertas ocasiones tanto poder que fue decisivo en el alzamiento o la caída de emperadores y que tomó la costumbre de utilizar un equipo de gala anacrónico, con uniformes que eran vestigio de otros tiempos, tal y como hacen hoy en día todas las guardias reales del mundo.
La leyenda de la Guardia Pretoriana se ha alimentado vorazmente durante muchos siglos porque los cuerpos similares que hoy existen son herederos de ella. En realidad, fue lo que fue, y algunas veces, pocas veces, algo más. Pero en definitiva, la Guardia fue un cuerpo militar de elite destinado a la protección de la Familia Imperial que cuando entró en combate demostró una disciplina y capacidad militar admirables.
ORÍGENES DE LA GUARDIA PRETORIANA
La historia oficial de la Guardia Pretoriana comienza en los últimos años del siglo I aC y primeros del siglo I dC con Augusto, pero en realidad su historia real es mucho más antigua. El término Guardia Pretoriana significa "guardia del Pretorio", el pretorio era el lugar del campamento romano en el que se alzaba la tienda del comandante en jefe, de ahí su nombre. Durante la República, la escolta de los mandos del ejército estaba a cargo de los extraordinarii, una unidad especial seleccionada de entre las unidades de las legiones. La primera noticia convenientemente documentada que tenemos de una guardia personal creada ad hoc, especialmente para el caso, es la del año 146 aC en que Publio Cornelio Escipión Emiliano marcha hacia Numancia con su impresionante ejército y una cohorte formada por 500 amigos que formaban su escolta personal, puesto que acampaban junto al Pretorio, recibieron el nombre de Guardia Pretoriana. Aunque tras la guerra aquella unidad fue disuelta junto con el resto del ejército, a partir de entonces los comandantes romanos alistaron para sus campañas unidades especiales para su protección. Estas cohortes pretorianas no tenían distintivos especiales y las formaban o bien legionarios romanos o auxiliares. Julio César utilizó una unidad de españoles vinculados a el por la fides, el famoso juramento hispano. Precisamente fue la disolución de esta unidad lo que motivó que los canallas decidieran asesinarle cobardemente el 15 de marzo de 44 aC.
Iniciada por estos miserables la guerra civil y vengada la muerte de César, Octavio y Antonio conservaron sus cohortes pretorianas que según Apiano alcanzaban los 8.000 hombres, lo que nos da unas 16 cohortes, aunque en una época en la que había por el mundo decenas de legiones paseándose no resulta tan excesivo. Tras la victoria sobre Antonio, Octavio fusionó su ejército con el de Antonio en un acto simbólico que pretendía retomar la situación que dejó César, con un ejército unido y sin discordias.
En el año 13 aC Octavio, ya Augusto, emperador de Roma, reglamentó a la Guardia Pretoriana como unidad especial militar cuya función era la protección de la Familia Imperial. Entonces un legionario servía 16 años en las legiones, pero si cumplía servicio en la Guardia se rebajaba a 12 años. Según Tácito, en el año 5 dC fue cuando se adoptó definitivamente el servicio de 20 años en las legiones y 16 en la Guardia. Tras su victoria, Octavio, dueño del mundo, desmovilizó la mayor parte del gigantesco ejército que había tomado parte en las guerras civiles dejando operativas unas treinta legiones y reduciendo el número de cohortes pretorianas a nueve, según Tácito. Suetonio nos aclara que de ellas tan sólo tres estuvieron destinadas en los alrededores de Roma mientras las otras seis se repartían por Italia.
Es importante destacar que en esta época, Augusto no era un "emperador de Hollywood" ¡NI MUCHO MENOS! Augusto era el primus inter pares, el primero entre iguales, y sobre todo era el Imperator, es decir, el comandante en jefe del ejército (de ahí el término emperador). Pero absolutamente ningún distintivo especial le diferenciaba del resto de ciudadanos romanos. Augusto vivía en su casa del Palatino (casa que aún hoy podemos ver) y vestía su toga de ciudadano romano con su túnica mostrando su latus clavus púrpura de senador. Es posible que ni siquiera usara la toga praetexta de los magistrados en ejercicio si no ejercía una magistratura como el consulado (si no conoces todos estos términos o cómo se vestían los romanos ve al capítulo LOS ROMANOS EN LA ÉPOCA DE CÉSAR). Por ello los primeros emperadores fueron especialmente cuidadosos en no hacer absolutamente ninguna ostentación de símbolos regios, ya que Roma, al menos oficialmente, aún era una república. Así pues, como estaba prohibido que tropas romanas permanecieran dentro del pomerium o recinto sagrado de la ciudad, los guardias debían vestir de paisano, sin ninguna ostentación de su condición militar pero con el gladius bien dispuesto oculto bajo los pliegues de la toga tal como apuntan Marcial o Tácito. O sea, como cualquier servicio secreto de ahora. En realidad, si pudiéramos viajar en el tiempo y vivir una semana en Roma nos daríamos cuenta de lo parecidos que somos a ellos en muchas cosas. No en vano nuestra Civilización es heredera de Roma hasta aspectos realmente insospechados.Hasta el año 2 dC el mando de cada cohorte de la Guardia Pretoriana lo ostentó un tribuno del orden ecuestre, un caballero, pero en ese año Augusto unificó el mando en dos únicos tribunos, los prefectos pretorianos. El tribuno de servicio ese día acudía cada tarde a la hora octava a casa de Augusto para recibir del emperador en persona el santo y seña.
EL CASTRA PRAETORIA
En el año 23 dC, con Tiberio como emperador, se inauguró el campamento permanente de la Guardia Pretoriana, el Castra Praetoria, situado en las afueras de Roma, en la colina del Viminal. Los impresionantes muros de este campamento aún pueden verse en Roma, en concreto los lienzos de las partes norte, este y sur, que acabaron formando parte de las murallas de Aureliano siglos más tarde. El campamento de la Guardia ocupaba unas 17 hectáreas de superficie, aproximadamente dos tercios de la superficie de un campamento para una legión. Según este esquema tendría capacidad para unos 4.000 hombres, aunque los benditos arqueólogos han descubierto estructuras posteriores, ampliaciones de los barracones de dos pisos y alojamientos dentro de las propias murallas, por lo que no es descabellada la cifra de hasta 12.000 hombres en momentos de apuro. Las murallas originales de esta primera época eran de hormigón revestido de ladrillo y su altura era de unos 3,5 metros.Se considera a Tiberio como un segundo fundador de la Guardia Pretoriana, por la construcción del campamento y la decisión de reunir en él a todos los guardias. Por ello, la Guardia Pretoriana utilizó a partir de entonces como símbolo distintivo el escorpión, que era el signo zodiacal de Tiberio.
Tras la guerra civil de 69 dC Vespasiano reparó las murallas que quedaron tal cual hasta que a principios del siglo III se aumentó la altura. En el año 271 dC Aureliano rodeó Roma con sus impresionantes murallas de ladrillo que aún pueden contemplarse, englobando el campamento de la Guardia en el perímetro defensivo, lo que obligó a aumentar la altura de sus muros y torres para igualarlos con los de la muralla. En 312 dC Constantino venció a Majencio en la batalla de Puente Milvio y tras la victoria la Guardia desapareció, con lo que el lado del campamento que no formaba parte de las murallas de Roma fue desmantelado.
A partir de ese momento la Guardia Pretoriana desapareció de la Historia como unidad homogénea e histórica y cada emperador creó su propio cuerpo de guardia personal, pero su leyenda, una leyenda con más de trescientos años de existencia, permaneció viva hasta nuestros días.
COHORTES
Sabemos que Augusto organizó nueve cohortes, unos 4.000 hombres, posteriormente aumentó el número a doce y el los últimos años de su vida designó tres de estas cohortes como cohortes urbanas destinadas a servicio de policía y protección civil de Roma (los famosos Vigiles), con lo que el número de cohortes pretorianas volvió a ser de nueve. Tácito menciona nueve cohortes cuando habla de la inauguración del castra praetoria el año 23, bajo el mando del prefecto Sejano. Durante el reinado de Calígula (37-41 dC) el número volvió a aumentarse a doce cohortes. En el año 69 dC Vitelio disolvió las unidades y formó dieciséis cohortes con hombres de su confianza y Vespasiano volvió a reducirlas a nueve, número que parece mágico en este caso, como podemos ver. El psicópata Domiciano (81-96 dC) aumentó en una cohorte el número que pasó a ser de diez y con diez cohortes permaneció la Guardia hasta que Constantino la disolvió.
Cada cohorte debía tener unos 480 hombres divididos en diez centurias, exactamente igual que en una legión, por lo que las cifras en cada época son de unos 4.500 hombres con Augusto, unos 8.000 con Vitelio, unos 5.000 con Vespasiano y probablemente unos 10.000 en adelante.
ORGANIZACIÓN
Puesto que la Guardia era una unidad militar, su organización era la misma que la de una legión, ya que también podía entrar en combate y debía acoplarse perfectamente al esquema militar romano.
Probablemente la proporción de caballería en la Guardia fuera de tres turmae (unidad de 30 jinetes) por cada cohorte durante el reinado de Augusto, de cinco durante el resto del siglo I dC y hasta de diez durante el siglo III dC. Los mejores jinetes se encuadraban en una centuria especial y formaban la unidad de elite de la Guardia, los speculatores augusti, que formaban la guardia próxima del emperador, su escudo personal.Augusto, como ya se ha comentado, fijó el servicio en dieciséis años en lugar de los veinte de las legiones. Con lo que si un legionario conseguía el traslado a la Guardia y contaba con diez años de servicio en la legión sólo tenía que servir otros seis para ser licenciado. Augusto fijó en el año 27 aC que el sueldo de sus guardias fuera el doble que el de los legionarios y sabemos que en el año 14 dC un guardia cobraba tres veces más que un legionario, 720 denarios de plata anuales frente a 225 de un legionario, una diferencia que se mantuvo hasta el final de la Guardia y que no hacía demasiada gracia a los hombres de las legiones. Tiberio instituyó una mala costumbre: las gratificaciones. En el año 31 dC se descubrió y abortó un complot del prefecto de la Guardia Sejano y Tiberio, agradecido por la fidelidad de sus hombres, les regaló 1.000 denarios a cada guardia. Tras el asesinato de Calígula, la Guardia obligó al Senado a reconocer a Claudio emperador y éste les recompensó con un extra equivalente a cinco años de paga. Esta costumbre de hacer un "regalito" a los bravos muchachos se convirtió en una tradición, con lo que no es extraño que por cada puesto en la Guardia hubiera miles de candidatos.
Generalmente los pretorianos llegaban a la Guardia desde el servicio en las legiones. Tenían que estar muy recomendados, pasar unos exámenes, reconocimientos y pruebas físicas exhaustivas y servir como aspirante o probatus un tiempo antes de ser destinado como miles gregarius al servicio en una de las cohortes. Tras años de servicio podía convertirse en inmunis, o guardia especializado en tareas de oficina o técnicas, de allí ascendía a principalis, con salario doble, tesserarius o custodio del santo y seña, optio o segundo jefe de centuria o signifer, es decir, portaestandarte. cada uno de estos ascensos significaban incremento de sueldo y privilegios añadidos. Si eran realmente buenos se convertían en centuriones, el sueño de todo guardia. Sabemos que algunos miembros del orden ecuestre, los caballeros de Roma, renunciaron expresamente a su estatus para poder optar a este puesto, ya que los oficiales inferiores sólo podían ser plebeyos. Los tribunos pretorianos alcanzaban su rango desde abajo, pasando antes por todos los escalafones. Primero debía convertirse en centurión de la Guardia, después de un tiempo de servicio podía solicitar el traslado al ejército y servir en las legiones hasta alcanzar el rango de centurión primus pilus, tras ello volvía a Roma donde era nombrado tribuno de una cohorte urbana, los Vigiles, y finalmente podía ser tribuno de la Guardia ya como miembro del orden ecuestre, como caballero romano. Como se ve, el sistema estaba concebido para atraer a los mejores, a los más experimentados. Como el tribunado sólo duraba un año, una vez finalizado podía optar por retirarse o por continuar su carrera militar en las legiones ya como oficial superior.

miércoles, 14 de octubre de 2009


CIUDADES ROMANAS

Plano romano de Caesaraugusta, encuadrado en la Zaragoza actual. Puede verse el decumanus maximus (1) y el cardus maximus (2)
La ciudad romana es heredera directa de la griega, pero tuvo un desarrollo gradual e ininterrumpido durante todo el Imperio. Inicialmente tenían un desarrollo orgánico, resultado de ir añadiendo casas al núcleo original. La ciudad romana por antonomasia es Roma, la Urbs (o Urbe). La ciudad, que superó el millón de habitantes durante el Imperio, tiene un plano de este tipo culto y especificado.
Sin embargo, los romanos fundaron multitud de colonias en las tierras que dominaron y ahí apareció otro tipo de urbanismo. Tiene un plano ortogonal, lugares públicos donde se reúne el pueblo para tomar las decisiones políticas y en donde divertirse, templos y palacios. Si el plano es cuadrangular no todas las calles son iguales: hay dos calles principales mucho más anchas y que cruzan la ciudad de parte a parte: el cardo con dirección norte-sur, y el decumano, con dirección este-oeste. El resto de las calles son más estrechas y se inscriben dentro de una de las manzanas en que se divide el rectángulo. Claro que ésta es la disposición de las ciudades nuevas, frecuentemente de origen militar.
La expansión de Roma se tradujo en la fundación de colonias en los territorios conquistados, en los que se fundaba una nueva ciudad o civitas. Más adelante, cuando ya dominaba extensos territorios, los romanos fundaron más ciudades por razones comerciales, defensivas o, simplemente, para asentar poblaciones. Son de planta romana Florencia y Turín en la Italia actual, Córdoba, Mérida, León, Zaragoza, en la Península Ibérica, Constantinopla, Verona, Lutecia (la actual París), Narbona, Timgad, Tingis (la actual Tánger), en otras partes. El caso de Florencia es muy interesante porque el casco antiguo, de planta netamente rectangular, con su cardo y decumano bien definidos, se encuentra muy bien conservado y contrasta nítidamente con los desarrollos urbanos de la Edad Media, con sus calles radiales y plano más desordenado alrededor de dicho casco central.
Además de la herencia griega, la ciudad romana desarrolla su propia morfología. Los romanos tratarán de hacer del entorno urbano un lugar digno para vivir, por lo que son necesarios el alcantarillado, la traída de aguas (acueductos), las fuentes, los puentes, las termas, los baños, el pavimento, el servicio de incendios y de policía, los mercados y todo aquello que es necesario para que viva la gente lejos del campo y con todos los refinamientos posibles para mejorar la salud pública. Había edificios públicos para el gobierno, el culto y la diversión: los palacios, templos, foros, basílicas, teatros, anfiteatros, circos, mercados, baños, etc.; todos ellos construidos de nueva planta. Además, había motivos de adorno y conmemoración como las columnas y los arcos de triunfo. De lo que en principio carecieron estas ciudades fue de muralla, ya que el poderío del Imperio servía para disuadir los intentos de atacar los núcleos urbanos. No fue hasta que comenzaron las invasiones germánicas, en el siglo III, que las ciudades se amurallaron, se colmataron y la calidad de la vida urbana descendió. Esto fue un golpe mortal para una civilización urbana como la romana. Las ciudades se convirtieron en lugares congestionados y poco saludables, y que en épocas de peligro no podían proporcionar a sus habitantes los productos básicos; así que los señores hacendados comenzaron a construir casas en el campo, las villas romanas, que se procuraban todo lo que necesitaban y se defendían a sí mismas. Es el comienzo de la Edad Media: la sociedad se ruraliza y la economía se feudaliza
VIDEO RELACIONADO

domingo, 11 de octubre de 2009

legiones romanas

http://www.youtube.com/watch?v=mvbM6_ENoks

Legiones Romanas


LEGIONES ROMANAS

La legión romana (del latín legio, derivado de legere, recoger, juntar, seleccionar) era la unidad militar de infantería básica de la Antigua Roma. Consistía en un cuerpo de infantería pesada de unos 4.200 hombres, según el historiador antiguo Polibio,[1] que más tarde alcanzaría entre los 5.200 y 6.000 soldados de infantería y 300 jinetes para completar un total de entre 6.000 y 6.300 efectivos, según nos cuenta Tito Livio.[2] Las legiones tenían asignado un nombre y un número; se identificaron cerca de 50, pero nunca llegaron a existir tantas en un mismo momento de la historia de Roma. Usualmente había 28 legiones con sus auxiliares, y se reclutaban más según las necesidades y la situación en cada momento.
Contenido[ocultar]
1 Historia
2 Organización
3 Las reformas de Mario
3.1 Auxiliares
4 Adiestramiento
5 Símbolos
6 Condecoraciones
7 Referencias y lectura complementaria
8 Véase también
9 Referencias
10 Enlaces externos
//
[editar] Historia

Legionarios romanos representados en la Columna Trajana.
Originalmente, en la época de los Reyes, la legio englobaba al ejército romano en su totalidad, compuesta de ciudadanos romanos reclutados para las armas. En el campo de batalla formaba al estilo de la falange macedonia, una formación muy cerrada y consistente pero de escasa movilidad en la que los soldados oponían un frente de picas al enemigo. Nada cambió con el advenimiento de la República Romana, en la que la legio se subdividió en dos legiones separadas, cada una bajo el mando de uno de los dos cónsules. Los primeros años de la República se caracterizaron por las continuas invasiones del teritorio romano que realizaban los vecinos de la Urbs. La formación de falange estaba totalmente adaptada para combatir en terreno llano, por lo que mientras que Roma no salió del Lacio no se cambiaron las disposiciones tácticas de la Legión. Fue durante las Guerras Samnitas (guerras intermitentes entre el 343 y el 290 a.C) cuando las legiones se organizaron de un modo más formal, ya que se vieron obligadas a luchar en un terreno montañoso no apto para la falange. Fue también por entonces cuando las campañas empezaron a estar estratégicamente mejor planificadas y el ejército consular se dividió en dos legiones. Debido a esto se pasó del sistema de falange al sistema de manípulos y centurias, más flexible y apto para el terreno montañoso. Más tarde, tras la reforma de Cayo Mario, se adoptó el sistema de cohortes, formadas por unos 480 hombres divididos en 3 manípulos de 160 soldados, pues cada manípulo estaba compuesto por 2 centurias de 80 hombres. Durante el Imperio (al menos desde el año 30 a. C. hasta el año 284 d. C.), la legión era comúnmente reforzada por tropas aliadas, los auxilia, compuestas por soldados que no eran ciudadanos romanos y cuyo propósito principal era apoyar a las legiones romanas en combate, compuestas en exclusiva por ciudadanos romanos. Estas tropas auxiliares eran reclutadas entre mercenarios o entre pueblos cuya habilidad bélica era bien conocida en el mundo antiguo, como los jinetes númidas o los honderos baleares. Su función era generalmente la de actuar como auxiliares de las tropas romanas, principalmente legionarios.
Durante los períodos finales de la República de Roma y la Roma Imperial, las legiones desempeñaron un rol político importante, al tiempo que se profesionalizaban completamente. Sus acciones podían asegurar el destino de un Emperador romano, o destruirlo. Un ejemplo es la caída de Vitelio en el Año de los cuatro emperadores, decidida en el momento en que las legiones del Danubio eligieron apoyar a Vespasiano. Cerca del siglo I a. C., la amenaza demagógica de las legiones quedó claramente identificada. Los gobernantes no podían alejarse de sus provincias con sus legiones. Cuando Julio César cruzó el río Rubicón para dejar sus provincias y trabarse en armas en Italia, se precipitó una crisis constitucional.
[editar] Organización

Aspecto de un centurión del año 70 d. C.
En la República, la existencia de las legiones fue efímera. Con excepción de las Legiones I a IV, que formaban el ejército consular (dos por cónsul), las otras unidades se reclutaban por campaña. El carácter permanente tuvo lugar fundamentalmente por cuestiones internas: en particular para garantizar su lealtad al Emperador, y no a sus generales. Durante el Imperio, la legión fue estandarizada, con símbolos y una historia individual, en donde los hombres servían con orgullo. Las legiones eran comandadas por un legado o legatus. Rondando los treinta años de edad, usualmente serían senadores por tres años. Los subordinados inmediatos del legado, serían seis tribunos militares elegidos: cinco oficiales regulares y el sexto, un noble representando al Senado. Había un grupo de oficiales prestando servicios médicos, ingenieros, cronistas y el praefecti castrorum (prefecto o comandante de campo), que había servido como primipilum, o primer centurión, siendo éste un personaje muy respetado. Por debajo del primipilo se hallaban los centuriones, que tenían como subordinado a un optio. Por debajo se hallaba la masa de legionarios, entre otros especialistas como sacerdotes y músicos.
A mediados de la República, las legiones se componían de las siguientes unidades:
Caballería o equites. Esta era originalmente la unidad más prestigiosa, donde los romanos jóvenes y saludables comenzaban a destacarse antes de iniciar sus carreras políticas. El equipamiento necesario era pagado por cada jinete, y consistía en un caballo, un escudo redondo, casco, armadura corporal, espada y una o más jabalinas. La caballería era excedida en número en la legión. En un total de cerca de 3000 hombres, habría apenas unos 300 jinetes, divididos en 10 unidades de 30 hombres. Al mando de cada unidad, había un decurión. A esta caballería pesada se sumaba una caballería ligera que reclutaba ciudadanos más pobres y jóvenes de buena salud, pero sin la edad suficiente para entrar en la hastati o en la equites.
Infantería ligera o vélites. Los velites eran básicamente lanzadores de jabalina y hostigadores en general, y no tenían una organización formal precisa o una función en el campo de batalla. Eran utilizados según la necesidad y provenían de los estratos económicamente más bajos de la sociedad.

Armas de un legionario. Se puede ver la espada corta (gladius) y el pílum
Infantería pesada. Era la unidad principal de la legión. Se componía de ciudadanos legionarios que pudieran pagar el equipo compuesto de casco de bronce, escudo, armadura y lanza corta (pilum). El arma preferida era el gladius, un tipo de espada corta. La infantería pesada estaba subdividida de acuerdo a la experiencia de los legionarios en tres líneas separadas:
Los hastati (sing. hastatus)eran los más jóvenes y formaban la línea delantera. Iban armados con dos pila de distintos pesos, para que una tuviera más alcance y la otra perforase los escudos. En el cuerpo a cuerpo, usaban la espada. Como armadura era común el uso de placas de bronce sujetas con correas de cuero, que tapaban el corazón y parte del pecho. También utilizaban casco de bronce y el scutum (escudo largo romano).
Los príncipes (sing. princeps), hombres con edades rondando los 30 años, componían la segunda línea de la legión e iban armados al igual que los primeros, pero en lugar de la placa del pecho, podían pagarse una coraza de cota de malla de anillos.
Los triarii (sing. triarius)eran los soldados veteranos y alineados atrás, que sólo entraban en combate en situaciones extremas. A diferencia de los príncipes, en lugar de los pila manejaban una lanza larga, formando una sólida falange erizada de puntas de lanza que contuviera al enemigo.
Cada una de estas líneas estaba subdividida en manípulos, la menor subunidad del ejército, compuestas de dos centurias comandadas por el centurión mayor. La centuria como unidad de combate estaba formada por 80 hombres. Su nombre viene dado por ser la unidad que acompaña al centurión. Suele pensarse erróneamente que poseían 100 hombres porque se asocia centuria a ciento, y eso es totalmente equívoco. Cada centuria tenía su estandarte y estaba compuesta por diez unidades llamadas contubernia. En un contubernio había 8 soldados compartiendo tienda de 4 plazas (los otros 4 estarían siempre de guardia), piedra de moler, una mula y un caldero (dependiendo de la duración de la travesía).
En batalla, los manípulos estaban organizados comúnmente en una formación cuadriculada llamada quincux. Los manípulos de príncipes cubrían los espacios abiertos dejados por los hastati, siendo cubiertos los propios por los manípulos triarii.

Cuando se desplegaba una legión en el combate, cada centuria formaba normalmente un cuadrado de 10 hombres de frente por 8 de fondo. Así, una centuria se colocaba tras la otra y formaba un manípulo, constituyendo un cuadrado de 10 hombres de frente por 16 de fondo. En las crónicas de Polibio y Vegecio se relata que el espacio entre filas era de tres pies, siendo entre columnas de cuatro pies (tomando como referencia que un infante pertrechado ocupa un espacio de dos pies de ancho por uno de fondo -60 x 15 cm-, deducimos que cada centuria podía ocupar un cuadrado aproximado de unos 50 pies de frente por 40 de fondo, es decir, 15 metros por 12).
En las cohortes, los tres manípulos formaban juntos en línea, pero dejando una distancia entre sí suficiente como para que la segunda centuria de cada manípulo pudiese ocupar el espacio entre las centurias situadas al frente. Esta formación, dispuesta con tres centurias de frente por dos de fondo, ocuparía un espacio en el campo de batalla de aproximadamente unos 75 m de frente, pero teniendo que dejar un espacio de 15 m con referencia a la cohorte situada en su flanco izquierdo, de forma que su centuria situada en la segunda línea a la izquierda pudiera desplegarse en este espacio.
Las cohortes generalmente se disponían en tres líneas denominadas acies, o al menos para César la formación en "triplex acies" es la habitual. En caso de que se contase con pocos efectivos, también se podía formar en "acies duplex", pensada para poder mantener un mismo frente de batalla ante un enemigo superior en número, evitando así el ser superado por las alas y, una vez envuelto, derrotado. Dado que una legión estaba formada por 10 cohortes, en la formación de triplex acies se obliga a que una línea tenga una cohorte más que las otras dos, siendo habitual el despliegue en el campo de batalla de cohortes de distintas legiones, eso sí, procurando que las cohortes de una misma legión estuvieran próximas unas a otras.
[editar] Las reformas de Mario
Artículo principal: Reformas de Mario
La división de la infantería en secciones especializadas, hastati, príncipes y triarii, desaparecerá con la reforma de Cayo Mario, a finales del siglo II a. C. A partir de la reforma, la infantería legionaria constituye un cuerpo homogéneo de infantería pesada, sin distinciones por razón del armamento o la edad de los soldados, aunque pervivió de algún modo en la nomenclatura de los empleos de la oficialidad con fines de escalafón. Del mismo modo, se eliminó de la legión el contingente de vélites, que ya estaba totalmente en desuso: la infantería ligera de las legiones primitivas era muy poco efectiva, como se demostró una y otra vez durante las Guerras Púnicas, y fue sustituida por cuerpos especializados de "auxiliares", que en la época imperial procedían de levas entre los indígenas de las diversas provincias, agrupándose según su origen étnico y conservando su indumentaria y estilo peculiar de combate.

Testudo o formación en tortuga.
Esta reforma se debió a la necesidad de crear un nuevo contingente militar para defender el territorio romano tras las gravísimas derrotas sufridas en las guerras contra cimbrios y teutones, dos tribus germánicas que habían atravesado las fronteras romanas en el transcurso de su migración hacia la Galia, entre los años 106 y 105 a. C. Estas derrotas, de proporciones catastróficas, junto con el progresivo desinterés por la milicia por parte de las clases sociales superiores, implicaban que la cantidad de hombres disponibles para combatir era demasiado exigua, y supusieron el paulatino abandono del concepto "ejército de ciudadanos" o ciudadano-soldado por parte de Roma. Mario instituyó un ejército profesional de nueva planta, reclutado entre las clases sociales inferiores, los infraclassem, hasta entonces exentos del servicio militar. A partir de este momento, el legionario es un soldado profesional, que recibe una paga por su servicio y la promesa de mejoras económicas una vez concluido.
Pero esto implicaba también un grave riesgo para la estabilidad de la República, ya que a partir de este momento los soldados con frecuencia depositaban su lealtad mas en su comandante que en su metrópoli. Más aún cuando determinados generales armaban y financiaban legiones de su propio bolsillo (como hizo Cesar en la guerra de las Galias). De ahora en adelante, el ejército se convierte en un factor decisivo en la vida política romana, puesto que cualquier personaje que cuente con el apoyo de las legiones puede utilizarlas como herramienta para obtener el poder.
Desde entonces, las cohortes, de las cuales habría diez por legión, sustituyen a los manípulos como unidad táctica básica. Cada cohorte se compone de 6 centurias y es liderada por un centurión pilus prior. El centurión mayor de la legión es llamado primus pilus, un soldado de carrera y asesor del legado.
Las diez cohortes que integran la legión van numeradas, obviamente, del I al X, pero están organizadas jerárquicamente: la Cohorte I tiene el doble de soldados que las demás, generalmente la componen los más veteranos y se despliega en primera fila. Por el contrario, la cohorte X despliega en segunda fila y está compuesta por los soldados más bisoños. Este desdoblamiento de la primera cohorte podía en ocasiones extenderse a las demás, hablándose en este caso de cohortes miliarias. El desdoblamiento o duplicación de efectivos no se realizaba aumentando el número de centurias sino el de soldados, pasando cada centuria a tener unos efectivos teóricos de 160 hombres.
Por lo tanto, una legión normal se componía de alrededor de 6.000 hombres de armas, 300 jinetes y de un gran número de discípulos, sirvientes y esclavos. Las legiones que desplegaban 6.000 efectivos en batalla permanecieron inalterables hasta los tiempos de Diocleciano, en la que se redujo el número de soldados por unidad a unos 1000 para quitar poder a los comandantes. En ciertos periodos de la historia de Roma no se cumplieron estos estándares, por ejemplo: en ciertos períodos de la guerra civil, Julio César tenía sólo 3.500 hombres por legión, aproximadamente.
Por otra parte, desde la época de Julio César, las legiones incluían un tren de artillería bastante completo: cada centuria estaba equipada con una carroballista, una gran ballesta montada encima de un carro, y cada cohorte con una catapulta, lo que no sólo incrementaba la potencia de fuego de la legión en el combate a campo abierto, sino que servía también para la guerra de asedio.
Este pequeño ejército, capaz de batirse por sí solo en casi cualquier modalidad militar, arrastraba (especialmente en la época imperial) una gran cantidad de personal civil no directamente relacionado con la legión: comerciantes, prostitutas, "esposas" de legionarios (que no podían contraer matrimonio), que al establecerse en torno a los campamentos permanentes o semipermanentes acababan dando lugar a auténticas ciudades.
En principio, era requisito imprescindible para ser legionario el poseer la ciudadanía romana.
[editar] Auxiliares
Surgen por pura necesidad táctica, dado que la infantería pesada legionaria precisaba el apoyo de otros cuerpos de caballería e infantería ligera. Tras la reforma de Mario aparecen ya cuerpos irregulares de caballería, que reciben el nombre de auxilia, siendo disueltos al finalizar las campañas. Pero es tras la Guerra Social (91-89 a. C.) cuando los auxilia reciben el impulso definitivo al desaparecer las Alae Sociorum. Igualmente, cuerpos de arqueros, honderos y caballería son reclutados, muchas veces mediante levas forzosas, entre los diferentes pueblos del Mediterráneo.
No obstante, fue César quien sentó las líneas básicas de lo que luego serán los auxiliares imperiales al reclutar entre galos y germanos unidades de caballería. Por otro lado, los cuerpos de infantería auxiliar parecen haber sido más bien una apuesta de Augusto.
En cualquier caso, son pequeños destacamentos que acostumbran a acompañar a una legión ejerciendo una función auxiliar –en todos los sentidos de la palabra-, pero que también pueden actuar independientemente. Su principal característica es que –salvo excepciones- están compuestas por individuos que no son ciudadanos romanos, existiendo fundamentalmente dos tipos de unidades, tradicionalmente asociadas con caballería e infantería, que reciben el nombre de ala y cohors, respectivamente. Caso aparte serían las cohortes equitatae, constituidas por un núcleo fuerte de infantería y un pequeño destacamento de caballería.
Todas ellas podían ser quinquinariae o miliariae, es decir, de quinientos o mil hombres. Sin embargo, los estudios más recientes confirman lo que ya Cheesman apuntaba a principios de la centuria pasada: esta estructura numeral es demasiado rígida como para ser cierta.
Las excavaciones de los barracones de los soldados –así como las informaciones del Pseudo-Higinio - arrojan estos datos: semeja que las cohortes quinquinariae estarían formadas por seis centuriae de 80 hombres –al cargo de un centurión- y la miliariae por diez, lo que nos arroja unas cifras de 480 y 800 hombres, respectivamente. En cuanto a las alae, las miliariae estarían formadas por veinticuatro turmae de 30 hombres –a los que hay que sumar un decurión y un portaestandarte, en total, 32- y las quinquinariae por dieciséis turmae, con cifras totales de 768 y 512 equites.
Por lo que a las equitatae se refiere, la situación se complica, pero todo parece indicar que serían unidades de seis o diez centurias y cuatro u ocho turmae, según la dualidad antes expuesta.
Aun así, parece que la diferenciación entre unidades quinquinariae y miliariae es fruto de los turbulentos acontecimientos de los años 68-69 –aunque en el caso de las alae parece haber algunos escasos ejemplos anteriores- y que desde la época Flavia habría una clara tendencia hacia el reclutamiento de unidades miliarias. Éstas –tanto alae como cohortes- estarían comandadas por tribunos, mientras que las otras lo estarían por prefectos –ambos de rango ecuestre- (Cheesman, sin embargo, dice que las alae miliariae estarían mandadas por prefectos). El primero de los centuriones o decuriones recibe el título de prínceps y ocupa un escalafón inferior al subprefecto, asistente del oficial al mando de la unidad. Queda por mencionar el hecho singular de las cohortes Civium Romanorum, igualmente auxiliares, pero compuestas bien por ciudadanos romanos –libertos que no podían enrolarse en las legiones y que se habrían reclutado en situaciones de emergencia-, bien por peregrini que recibirían el título como premio por un hecho de armas destacado. El título sería conservado en lo sucesivo por la unidad, pese al licenciamiento de las tropas premiadas (los auxiliares se licenciaban con honores tras 25 años de servicio), y estaría bajo el mando de un tribuno.
Por lo que se refiere al numerus, en principio designa a cualquier unidad que no se atenga a la regularidad de las antes mencionadas, como puede ser el caso de las guardias de corps de oficiales o cargos administrativos, pero en la forma en que los numeri logran un mayor éxito es como unidades auxiliares, aunque se diferenciarían de las anteriores por su organización interna. Así pues, los numeri son lo que en origen eran los cuerpos auxiliares: unidades de nativos reclutados que mantienen su estructura jerárquica y organizativa propia. Son, por así decirlo, un cuerpo de irregulares. Parece que su desarrollo desde el siglo II vendría a paliar la carencia de armas y modos de combate tradicionales que se produjeron con la paulatina romanización del modo de combate de los auxiliares. Esto anuncia y explica en parte el ulterior reclutamiento de grupos de germanos, sármatas, iranios o mauritanos –muchos de ellos derrotados en batallas por los romanos y desplazados a otro frente del Imperio- que se da durante el Tardoimperio e incluso en Bizancio en época Justinianea.
Otros cuerpos, como la marina, en estos momentos centralizada en las flotas de Miseno y Rávena para el Mediterráneo, así como en las periféricas de Britania, el Rin o el Danubio, sobrepasan ya nuestro marco de estudio. En cuanto a las milicias urbanas que existieron, nunca fueron usadas en los conflictos externos o como tropas de choque. Así y todo, para un Imperio tan extenso como el romano, los 240.000 hombres en armas ofrecidos por Tácito o los 315.000 que se estipulan para inicios de la década de 160 son escasos, y no digamos las cifras entre 180.000 y 220.000 hombres para los siglos I-II d. C. que ofrece Cheesman.
El Tardo imperio. Andando el tiempo, conocemos mal lo que ocurrió con el ejército en el transcurrir de la llamada “Anarquía militar” pese al triste protagonismo del mismo en estos años. Sin lugar a dudas, muchas de las tendencias anteriores se acentuaron, lo que, junto a notables permanencias, conformó lo que será el ejército del Bajo Imperio. Cheesman señala que, desde el edicto de Caracalla, la diferenciación entre cuerpos auxiliares y legiones se hizo cada vez más accesoria, de modo que la única señal distintiva era su diferente entrenamiento. Desde luego, el auge de los numeri y el edicto se combinaron para hacer de los auxiliares una unidad sin razón de ser. Sin embargo, la legión conservó largo tiempo su carácter elitista y su superior preparación como señales distintiva.
No obstante, si en algo se centra la discusión acerca de la organización militar del Tardoimperio es en la cuestión acerca de los cuerpos de limitanei y comitatenses. La tradición ha querido ver en los primeros unas fuerzas fronterizas, como su propio nombre (ribereños) indica, y en los segundos un conjunto de fuerzas móviles con cierto carácter de élite. De todo esto se han derivado numerosos debates que, muy a menudo, han venido a caer en errores de apreciación y convencionalismos más o menos inventados tiempo atrás. Así, los limitanei son poco más que colonos armados, mientras que los comitatenses son los verdaderos soldados profesionales. Por sentido común, cualquier clasificación estricta en historia supone otorgarle al pasado una simplicidad que únicamente esconde nuestro desconocimiento. Las realidades siempre son más complejas. Por lo que revelan nuestras fuentes, los limitanei son el conjunto de tropas asignadas a una determinada región, encontrándose bajo la dirección del dux de la misma. Por su parte, los comitatenses están ligados más directamente al emperador o a sus hombres más allegados. Esta clase de unidades se encuentran por lo general asentadas en las provincias interiores, actuando como garantes ante una revuelta interna o el levantamiento de un usurpador. Además, se desplazan con mayor facilidad –que no rapidez-, al no estar asignadas a ningún territorio en el que tuviesen que ejercer labores civiles o administrativas, de las que más adelante hablaremos. A mayores existían, dentro de esta gran división del ejército, unidades de naturaleza y tamaño diverso a las que no nos referiremos por falta de de espacio, pero que verdaderamente merecen una mayor atención por parte de la literatura especializada, a menudo obcecada por los oropeles de la época altoimperial.
[editar] Adiestramiento
El adiestramiento cumplía dos funciones: fortalecer el cuerpo y enseñar las técnicas de combate individual y formaciones.
Las marchas eran una parte muy importante debido a su importancia táctica, cuanto más rápido se marche antes se entra en combate. Las marchas se hacían regularmente sin importar el tiempo. Todos los soldados iban cargados con un equipo de unos 25 kg y recorrían una distancia de 30 km en cinco horas.
Los legionarios también aprendían a construir campamentos donde pernoctar tras las jornadas de marcha.
Otra parte del entrenamiento era, sin duda, el aprendizaje de las formaciones, ya que eran estas, las que diferenciaban una legión romana de un grupo de bárbaros. Los legionarios sabían ejecutar relevos de líneas, formaciones de tortuga y despliegues de todo tipo.
Los legionarios se ejercitaban con armas falsas lastradas, para que de esa manera las armas normales resultaran más ligeras.
Por último hay que hablar de la disciplina. A los legionarios se les enseñaba a obedecer ciegamente las órdenes, siendo, los que las desobedecían, seriamente castigados mediante linchamientos, apedreamientos o diezmos, que eran ejecutados por sus compañeros.
[editar] Símbolos

Legionarios con aquilifer al frente y "signum" detrás.
Desde la reforma de Mario –alrededor del año 104 a. C.-, se ha venido priorizando en el seno de la legión una de las enseñas tradicionales que estos cuerpos solían llevar al campo de batalla. Se trata del águila romana, que se impone como símbolo legionario por antonomasia, desplazando al lobo, al toro, al jabalí y al caballo, muestras de animales totémicos pertenecientes a una sociedad campesina. Las águilas se realizan en metales nobles –plata primero, oro después- y se guardan celosamente en el "aedes signorum" o santuario del campamento. La pérdida de las águilas, como les sucedió a Craso o Marco Antonio en Oriente o a Varo entre los germanos, es el mayor deshonor que puede sufrir un cuerpo legionario. El suboficial al cargo del águila era el "aquilifer".
A mayores, existen otro tipo de estandartes, como los "signa", "imagines", "vexilla" o "dracones":
El "signum" es el estandarte de cada centuria: rematado en forma de asta o mano –en recuerdo del antiguo manípulo-, se decoraba con guirnaldas, cruces y discos. En los cuerpos auxiliares, los "signa" incluyen imágenes de los emperadores, con lo que el segundo tipo de estandartes -las "imagines"- es privativo de las legiones.
Por su parte, el "vexillum" es la bandera que marca la posición del general en el campo de batalla, pero también es la enseña de los destacamentos irregulares, por lo que éstas reciben el nombre de "vexillationes". Se cuelgan de una barra cruzada al mástil de la enseña.
El "draco" es una cabeza de animal en bronce con las fauces abiertas, a la que se añade un tubo de colores y que al agitarlo producía un ruido sordo. Los portadores de estas enseñas eran, respectivamente, los "signiferes", "imaginiferes", "vexillarii" y "draconarii".
El culto a las enseñas se realizaba con carácter permanente mediante la deposición en el "aedes". Sin embargo, existen ocasiones especiales en las que se honran los "signa" y "vexilla" (Rosalia Signorum), las águilas legionarias (natalis aquilae, Honos Aquilae).
[editar] Condecoraciones
Las condecoraciones del período republicano consistían en coronas, habiéndolas de varios tipos:
Corona gramínea: se concedía por salvar a un ejército.
Corona cívica: se concedía por salvar la vida de un compañero, estaba hecha de hojas de roble.
Corona muralis: se concedía al primero en coronar la muralla enemiga.
Corona vallaris: se concedía al primero que asaltara la trinchera enemiga.
Corona navalis: premiaba la captura de un barco.
En la época imperial se añadieron las phalerae, los armillae y los torques.
Los soldados de alto rango también podían conseguir condecoraciones:
Centurión jefe y tribunos subordinados podían conseguir una lanza de plata.
Tribuno jefe podía conseguir 2 coronas de oro, dos lanzas de plata y dos estandartes pequeños de oro.
Los legados podían conseguir hasta tres juegos de condecoraciones.
Los cónsules y gobernadores podían conseguir 4 juegos.

No obstante la máxima condecoración no era ninguna medalla ni corona sino un Triunfo

Armas Romanas

Armas Romanas

Amas defensivas

Escudo romano
Los escudos en un principio, eran de forma cuadrada, pero posteriormente era la rodela de bronce, denominada clipeus, y de los samnitas, cogieron el cuadrangular, denominado scutum.
Este escudo de bronce, desapareció con la llegada de la palma, una rodela ligera de cuero. Para las largas marchas, el escudo colgaba de una correa, en banderola, y los jinetes los llevaban, en la silla de montar.

Martingala romana
La martingala o escarcela de bronce impedía que el hierro de la lanza enemiga penetrara por entre el volante del peto y los quijotes, protegiendo las ingles. Eran unas calzas, que se llevaban debajo de los quijotes, desde la cintura al muslo, primero con clavos, y después con correas.

Lorica catafracta
Era la armadura del caballo de guerra, especie de coraza compleja, de diferentes materiales, según los ejercitos en que se usaban: con correas cruzadas sobre el pecho, telas fuertes, unas sobre otras, cuero, láminas de hierro, escamas, y red, anillos de hierro unido entre sí y la armadura del jinete, hecha con láminas de acero, correas tejidas, más con otras tan apretadas que ningún arma podía atravesarla.

Armas ofensivas romanas.

Jabalina romana
Las jabalinas, del ejército romano, cambiaron de forma, en el transcurso de los siglos, y variaban según los diferentes cuerpos, del ejército, con dos variedades más comunes:
La hasta, de origen etrusco, que la introdujo Servio Tulio en la falange romana, la larga lanza griega.-
El pílum, utilizada por astari, y los príncipes, más ligera que el asta, que utilizaban los triari, que era más pesada, y media 6 pies de largo, terminada en un triángulo agudo, de 18 pulgadas, y se descargaba a diez, o doce pasos, y cuando la lanzaba una mano diestra, no había armadura, que pudiera sostener, la impetuosidad de su golpe, y sacaba después, la espada española, y corría a embestir, al enemigo de cerca, de dos filos, y en las postrimerías del Imperio, se utilizó otra jabalina, el spículum, y algunos soldados, llevaban flechas, en vez de jabalinas. El pilo por tanto, atravesaba escudos, y loricas.
También se utilizaron, otros tipos de jabalinas, como las siguientes: vericulum, y ammentum.

Dardo romano
Arma de tiro intermedia, entre la jabalina, y la flecha, una especie de jabalina emplumada, venablo, lanza corta, y arrojadiza.

Sudes romano
En la Milicia Romana, palo, ó estaca aguzado, ó tostado por la punta, ó extremo, arma muy primitiva, y famosa por su manejo, de los españoles. En tiempos de Vegecio, ejercicio gimnastico, ad palum quoque..sudes junines.
De la palabra sude, viene la de suditum, que significa empalizada, vallum, valladar, atrincheramientos, y de surus, estaca.

Conto romano
Larga lanza a manera de sarisa, más ligera, adoptada por una parte de la Caballeria Romana.

Espadas romanas

Espada de origen galo
Espada de origen galo, pesada, y de gran longitud, sin punta, y de un solo filo, que sólo se podía utilizar, para dar tajos al enemigo, y si se curvaba quedaba inútil.

Espada de origen hispano
La española (falcata), que era más corta, con dos filos, y acabada en punta, espada que se generalizó, entre las legiones, pudiendo llevar también, un puñal de reducidas dimensiones, debido fundamentalmente, a su buen temple. La espada gala, se usó hasta la batalla de Cannas, en la que los romanos, vieron las espadas españolas, de los soldados cartagineses, y la adoptaron. Los jefes llevaban, espadas de trabajo más fino, que la de los soldados, con guarda artísticamente trabajada, y vaina de metal precioso, realzada con adornos artísticos.
Las espadas de los soldados, se suspendían en un tahalí, que es un accesorio, del traje militar, complemento de la espada, y se llamaba balteus, la llevaban cruzado, desde el hombro izquierdo, al derecho, y era una correa ancha, que puesta sobre el susodicho hombro izquierdo, y atravesando la espalda, pasaba por bajo la axila, del lado derecho, donde sujetaba la espada, y venía luego a unir sus dos extremos, por medio de una hebilla; La de los oficiales, de un cinturón.
También se utilizaron puñales, y dagas.
Esta espada española, estaba bien templada, de doble filo, tan apta para el tajo como la estocada, y el soldado prefería la estocada porque exponía menos el cuerpo y hacia más daño al enemigo, y la formación era de ocho hombres de fondo, con distancia de tres pies, entre hombre y hombre, para tener espacio, en el manejo de las armas.

Machete romano
En la Legión Romana también se utilizaba un machete antiguo, denominado clunacula, que era una variedad de espada, Verita,... , sicae, macherae, spathae, lingulas, pugione

Arco y flecha romanos
En el ejército romano, el arco con sus flechas se utilizaron a partir de Mario, y posteriormente arqueros cretenses, de Baleares, y jinetes asiáticos a caballo, aliados de Roma, protegidos con mallas. Los arqueros, llevaban los arcos que contenía las flechas, en un estuche separado, que recibió el nombre de coritus. Los escitas, los cretenses, los partos y los tracios, alcanzaron renombre en la Antigüedad, por el empleo del arco. (De hecho las legiones de L. Craso, sucumbieron a las flechas de los partos). Para defenderse de las flechas, utilizaban centones, que eran trozos aprovechables de prendas desechadas, que utilizaban como vestiduras acolchadas, para protegerse de los arqueros, y sus flechas. Como curiosidad histórica, decir que en los griegos, en la Batalla de Maratón, aún utilizaron en el 490 adC, piedra para la punta de sus flechas, y éste demuestra, que el primer proyectil de guerra utilizado, lanzado con la mano fué una piedra, después vino, el lanzar piedras con una honda, después con un arco, y finalmente lanzar piedras, con máquinas de guerra como la catapulta.

Honda romana
En la Antigua Roma también hubieron combatientes con hondas, denominados fundibalatores, y escondían sus piedras debajo de la túnica. La honda, era una trenza de lana, cáñamo, ó esparta, u otra materia semejante, para tirar las piedras con gran violencia, e impactar en algún punto vital del enemigo, y dejarle fuera de combate. Se trataba quizás, de alguno de los medios de defensa, más sencillos, y eficaces en la Antigüedad. Los de las islas Baleares, tenían gran fama, por su gran maestría en lanzar piedras con hondas, y en alguno de los Monumentos Megalíticos, de la isla denominados Talayots, se han encontrado proyectiles de 4 a 6 centímetros de diámetro; Estrabón dejo escrito que los honderos de Baleares utilizaban varios tipos de hondas, que eran: largo alcance, medio alcance, y corto alcance; Los proyectiles, eran los siguientes: Guijarros redondos, bolas de barro cocido, tamaño huevo de gallina, glandes de plomo fundido, con forma de almendra, con aristas y picos, para que el impacto fuera más agudo, y mortífero; En la representación de honderos, de la Época Imperial, se les denomina como se ha dicho fundibalatores, y pertenecían a una centuria especial, denominada "accensi velati", que pertenecía al cuerpo de los rosarii y ferentarii, y no fue hasta al final, de la Segunda Guerra Púnica, que se organizaron estos honderos, y arqueros. Su vestimenta era la siguiente: túnica, y sagum, que les daba ligereza, y fluidez a sus lanzamientos con hondas, en cuyos pliegues llevaban la munición, la honda, ó funda, con la mano derecha, lista para lanzarla, y espada, y escudo pequeño, como se observa en la Columna Trajana. En la Columna Antonina, ya no llevan este escudo, ni espada. La fama de terribles guerreros de los honderos de Baleares queda constatado por el hecho histórico de que una Flota cartaginesa, dirigida por Magón, intentó desembarcar en Mallorca, y tuvo que desistir, por estos terribles Honderos, y hacerlo en una isla menor, como Menorca, con mucha menos resistencia, en Portus Magonis la actual Mahón
Los velites, utilizaban también dardos envenenados y otras armas ya citadas (en estos artículos), espada, jabalina, y un escudo redondo, de tres pies de diámetro

Marcobarbulo
El marcobarbulo (en latín martiobarbulis) era un arma usada por los romanos: un martillo con puntas, a modo de barbas, que utilizaban tropas ligeras.

Maza
La maza es un arma que consiste de un palo de cuerpo ovoide y pesado, hecho de metal (bronce o hierro), o bien de madera dura (y entonces conocida como clava) o piedra, cuya superficie podía estar cubierta de nudos de hierro o de anillos erizados de puntas.
La maza ya fue conocida por los griegos, como se ve en la representación de Hércules con una clava o en la de Hefestos fabricando una maza de bronce, aunque no era utilizada en la guerra. Heródoto describió mazas de los soldados asirios de Jerjes, guarnecidos de nudos de hierro.
Si bien el ejército romano no usó a lo largo de su historia la maza como arma, con el declive del Imperio Romano de Occidente se lo comenzó a utilizar, por influencia de las tribus bárbaras, en la caballería.
De la maza se evolucionó al mazo, martillo gigante de metal. Fue arma frecuente y terrible en los ejércitos a caballo de la Edad Media. Se los representa ya en el Tapiz de Bayeux

Pugio
Pequeño puñal que llebaba el legionario al lado derecho y luego a partir de César se tomó como emblema de la salvación de la patria como se ve en las medallas.

Armas de las legión romana naval.

Fuego griego
El fuego, siempre se ha empleado en la guerra, ya sea como señales, ó como agente destructor, y el fuego griego, se le puede considerar, como el precursor de la pólvora, mixto que se empleó, en el Imperio de Oriente, para incendiar naves, y se introdujo en Grecia, en tiempos de Constantino Pogonato, por Calinico, arquitecto de Heliopolis, y una escuadra maritima árabe, fue destruida en Cicio, y se guardó en secreto, hasta la toma de Constantinopla, por los principes latinos en las cruzadas, y en el sitio de Damieta en el 1248, fué utilizada otra especie de fuego griego, por los sarracenos, aunque tenian mas semejanza, con los proyectiles utilizados en la Antigüedad.-Este fuego, tambien fue conocido con los nombres de, fuego marítimo, fuego líquido, fuego medio, y la naturaleza, y composición de este fuego, fué cuestionado, pero según historiadores latinos, y Joinville, se clasificó en tres grupos:
Fuego lanzado por tubos, como los cohetes voladores incendiarios.-
Tubos de mano, como los pequeños cohetes comunes.-
Botes llenos de fuegos artificiales, ó cohetes a la Comgeve.-

Máquinas de guerra romanas.

Carros de guerra romanos
El carro de guerra, se utilizó mucho en Grecia, pero después desapareció, de los campos de batalla, y los soldados romanos, las veces que se enfrentaron con guerreros, con carros de guerra, era apartarse de su furiosa embestida, y dejarlos pasar, ó caer al suelo, y con el escudo protegiéndoles, mientras que les pasaban por encima, y los romanos los usaron, en las carreras de cuadrigas, usando su primitiva forma, con estas características:
Sumamente ligero.
El piso de la caja tenía forma semicircular, y estaba alzada poco del suelo.
Un Jefe, y un conductor.
Ruedas de 30 pulgadas.
Un eje de siete pies.
Los cubos iban protegidos, por aros de hierro.
No obstante esto, aún los galos, en el siglo I adC, utilizaron carros de guerra contra Julio César y sus ejércitos, pero prácticamente su uso era excepcional, ya por las maniobras con los carros, eran inútiles en terrenos dificiles.

Máquinas romanas para la guerra terrestre
[escribe] Máquinas romanas, para la guerra terrestre.-
[escribe] Maquinas, para la guerra terrestre: Origen, y contradicciones en los autores latinos; diversas clasificaciones, y proyectiles.-
Callida machinamenta commeantium et simulati observationis ingenio et froudes depellantTambién se utilizaban, máquinas de guerra, denominadas por los romanos, con la palabra ingenio, con las que se sitiaban, y batían, las plazas de los sitiados, pero se basa más en conjeturas, que en realidades, ya que son casi imposible de encontrar, ni un sólo dibujo de ellas, y hay ciertas contradicciones, en los autores latinos como Vitrubio, Cicerón, Valerio Máximo, Marcelino, Vegecio, Julio César, etc., por tanto se basa más en las conjeturas, su funcionamiento, que en evidencias sólidas. Que los autores mas acreditados se contradicen, se demuestra en lo siguiente:
Vitrubio afirma que la catapulta, y el escorpión, arrojan dardos, y la balista, piedras.-
Vegecio, dice que la balista lanza dardos.-
Cicerón, y V. Máximo, la balista como dice Vitrubio, pero catapulta no.-
Cesar, catapulta lanza piedras.-
Marcelino dice que el onagro, es igual al escorpión, y otros afirman que no.-
No obstante, ya en la Guerra del Peleponeso, Tucidines habla del empleo, de máquinas de guerra, aunque ya en la época de Pericles, seguro que se utilizaron, máquinas de guerra, y en época romana, Servio Tulio también como lo prueban, éstas palabras latinas, Centurias etiam fabrum duas ordinavil quae machinas in bello fement; Importadas fueron estas máquinas, que utilizaron los romanos, de los griegos, ó de los cartagineses, ó de los asirios, como eran las siguientes: catapultas, balistas, onagros, y arietes, que debieron modificar el Orden de Batalla, en la legión romana, e incluso alterar el ritmo, de las marchas de los legionarios, al campo de batalla, y de formar hombres, para su correcta utilización, que equivaldría a la Artillería de Campaña, de los ejércitos de la Modernidad. El ariete, también se conocía, con el nombre de Nicón, como en el sitio de Jerusalén, Cuas autem romani, qua primun murum nicos penuperat....-El primero que formuló, las primeras reglas, ó principios mecánicos, fué Architas de Tarento, según Vitrubio, que continuó Platón. A Architas, se le atribuye una paloma de madera, que volaba en todas direcciones, y Arquímedes escribió la obra titulada: De Equiponderantibus, y el que habla de la teoría del centro de gravedad, y del equilibrio, y siguió a éstos, Aristóteles, y Pappus, que demostró lo siguiente:
Palanca.-
Molinete, ó axis in petrichio.-
Polea.-
Tornillo.-
Cuña.-
A Arquímedes, se le considera uno de los inventores de máquinas, de los tormentos bélicos, por cuyo medio aquellas cosas, u operaciones que hacian los enemigos, con suma dificultad las burlaba, ó initulizaba con poco trabajo.-En cuanto el orden de aparición, de éstas máquinas fué el siguiente:
Primeramente fueron utilizadas, por necesidades de conquistar, lugares fortificados, por los sitiadores.-
Después los sitiados, para las defensas de sus plazas, también se vieron obligados, a su utilización, y las colocaban sobre el adarve, ó terraplén del muro, ó interior de torres, y las grandes en las plazas, ó lugares desprovistos.-
Muy posteriormente, ya fueron utilizadas, por los ejercitos de la Antigüedad, para acompañar a dichos ejércitos, y se convirtieron en portátiles, como artillerias de posición, y de campaña.-
Como curiosidad histórica, se formaron grandes parques, o trenes de máquinas en la Antigüedad, como las 800 máquinas, que opuso Rodas, contra Demetrio Poliocertes, y las 300 balistas, y 24 catapultas monstruosas, que hallaron los romanos, al tomar Cartago. Algunos otros enfrentamientos, con muchas máquinas de guerra, fué la de los romanos de Tito, contra Jerusalen, y la de Arquímedes, contra la flota de Marcelo.-
Estas máquinas portatiles de asedio, se consolidan a partir de Augusto, al crear legiones permanentes, fronterizas, y crearse campos, ó ciudades fortificadas, y se perdieron con éstas máquinas, ciertos movimientos tácticos, y especialmente marciales.-
El primero que cita, el uso de la balista, en el ejercito romano fué Tácito.-

[escribe] Clasificaciones de máquinas de guerra.-
[escribe] Clasificación de máquinas de asedio.-
Algunos estudiosos hicieron diversas clasificaciones, de las maquinas de asedio de la Antigüedad:
Maquinas de Acceso, que corresponderían a la vinea, musculo, galería, cuniculo, etc., cuyo objetivo era poner sitiadores, dentro del recinto amurallado, ó fortificado, salvando éste sin batirlo, para penetrar en él.-
Máquinas de Tiro, que correspondería a la catapulta, que disparaba por torsión (Se denomina Neurobalista, a las máquinas que obraban, por fuerza de torsión de nervios, crines, cuerdas), las balistas que disparaba por tensión, y los fundibalos que disparaba por contrapeso.-
Las Máquinas Demoledoras como arietes, garfios, cuervos, etc., que arrancaban, ó destruían piedras, u otros materiales de las fortificaciones.-

[escribe] Clases de máquinas de guerra.-
[escribe] Clasificación #01.-
El conde de Clonard, en su obra Historia organica, realizó la siguiente clasificación, de máquinas de guerra:
Preparatorias del asalto; como la cappa, rodillos, grua, etc., para la aproximación a la muralla, de loa zapadores, y minadores, trabajando a cubierto.-
Acceso horizontal; como la ballista, catapulta, escorpión que arrojaban grandes dardos, ó cuadriellos impregnados, de sustancias inflamables, e incluso veneno (En una batalla marítima, entre la flota cartaginesa, y romana, los cartagineses lanzaron vasijas, llenas de veneno, a las naves romanas), y el empleo también de arietes, carneros, helépolas, que herían, y dañaban el revestimiento del muro.-
Máquinas con movimiento parabólico; como el fundíbalo, brida, etc., y lanzando proyectiles iluminarios inflamables.-
Para detener el asalto, los sitiados arrojaban con pez, resinas, óleo -petróleo, galgas, abrujos para incendiar, y destruir, las armas de los asaltantes.-
Como curiosidad histórica, estas máquinas ya son citadas en:
Deuteronomio capítulo 20.-
Paralipomenum, en el capítulo 26, citando al rey Ozias.-

[escribe] Clasificación #02.-
Lipsio, que definió la poliocértica, como el arte de utilizar en la antigüedad, máquinas para expugnar plazas, y puntos fuertes, realizó otra clasificación de máquinas antiguas que es la siguiente:
De Artificios; como cubridores de aproche, como la vinea, pluteo, testudo, tolenon, musculo, torre.-
De tiro, proyección, ó demolición; como el ariete, catapulta, ballista, escorpión, hondas de Baleares, acaica, cestrophendum, fustíbalo.-

[escribe] Clasificación #03.-
Heron el matemático, realizó otra clasificación de máquinas antiguas, como la siguiente:
De flechas; Euthytomen.-
De flechas y piedras; Polynthomes.-

[escribe] Clasificación #04.-
Otra clasificación, fué la siguiente:
Balista; Litrobolos.-
Catapulta.-Darybolos.-

[escribe] Clases de proyectiles de guerra.-
En cuanto a los proyectiles, de éstas máquinas, podían ser piedras, como la petrobola, lithrobola, petrario, ó dardos, como las falarigas, cuadriella, oxybola, cloribola, palinthuo, ó artificios incendiarios, ó incluso un árbol monancaro. Como curiosisad histórica, decir que la flota cartaginesa, utilizó incluso vasijas, llenas de víboras, que lanzaban a las cubiertas, de las naves romanas, certificándose que en la antigüedad, se utilizaba todo tipo de armas, para vencer al enemigo.-
[escribe] Máquinas de guerra,de la Antigüedad y después de la Antigüedad.-
Decir también, que este tipo de máquinas, desaparecen con la llegada de la Edad Media, hasta el siglo XI, naciendo nuevos términos, para referirse a máquinas, muchas de las cuales, eran muy parecidas a las de la Antigüedad, y como "curiosidad histórica"(ya que muchas de estas máquinas que se citan a continuación son posteriores a la Caida del Imperio Romano) el nombre de éstas máquinas y armas, en orden alfabético de la Antigüedad, y las que algunas empezaron a utilizarse, a partir siglo XI, con las mismas utilidades que las antiguas:
Accesa.-
Ager.-
Alganada.-
Almagaña.-
Ansa.-
Angon.-
Arcobalista.-
Argana.-
Arganeta.-
Ariete.-
Arpeo.-
Aser.-
Bácula.-
Balista.-
Ballestón.-
Banco pinjado.-
Bastida.-
Bastilla.-
Bibliopetraria.-
Bifa.-
Bozon.-
Brícola.-
Buharda.-
Buzano.-
Buzon.-
Cabrita.-
Cáncer.-
Capsa.-
Carabaga.-
Carrobalista.-
Corona.-
Cuervo.-
Dabbaba.-
Doríbolo.-
Ingenio.-
Escorpión.-
Escrofa.-
Espalíon.-
Falas.-
Fonda.-
Fonebol.-
Fundívalo.-
Fustíbalo.-
Galga.-
Garrote.-
Gata.-
Grua.-
Helépolis.-
Joclide.-
Lesa.-
Libra.-
Libralia.-
Lida.-
Lis.-
Lithobola.-
Lobo.-
Mangaña.-
Mangana.-
Manganon.-
Manubalista.-
Manta.-
Mantell.-
Mantelete.-
Mascelete.-
Musculo.-
Musqueta.-
Nicon.-
Onagro.-
Paves.-
Pavesada.-
Petraria.-
Petrabolo.
Poligania.-
Poliorcética.-
Pluteo.-
Precipitario.-
Priapo.-
Sambuca.-
Sermalia.-
Talpa.-
Testudo.-
Toleno.-
Tormentaria.-
Torre.-
Toxobalista.-
Trabuco.-
Trepano.-
Tripanto.-
Trueno.-
Vinea.-
También se utilizaban minas, junto a las máquinas de aproche, y demolición, y la contrebia, que era un combustible, para hacer volar murallas (Esto algunos eruditos lo ponen en duda).-

Agger romano
Decir también, que se denominaba agger, montón de tierra, formado con cualquier material, como piedras, zarzas, troncos, para lo siguiente:
Faginas, ó terrazas de protección, con gran movimiento de tierras, y relleno de un foso, y con estacas elevadas.-
Establecer las máquinas, para poner en batería, las máquinas de tiro, y ganar dominación.-
Resguardar las máquinas.-
Diques.-
Josefo, habla en el Sitio de Masada, en la que se enfrentaron judios y romanos, de Torres, puestas de 60 codos, ó un agger de silleria de 50, y Julio César en Marsella de lo siguiente:
Árboles rollizos.-
Cadáveres Cum aggeri extruendo materia deficeret congerie hostilium cadaverum quam desideraverat altidunem instruxit eanque tragulis et pilis quia roboreae deerant magistra molitionis necessitate usus vallavit.-
También en la sangrienta, Batalla de Munda, que enfrentó a Julio César, contra los hijos de Pompeyo, habla de cadáveres, para el agger; Ex hostium armis pro cespite cadavera collocabantur.. et pila pro vallo; insuper occisset gladu et muciones et capita hominum ordinata ad oppidum hostium conserva sunt.-El agger, también tiene el significado de dique, como Julio César en Brindis, y Marco Antonio versus Casio.-

Otras armas romanas.

Espejo ustorio
Espejo cóncavo de gran tamaño utilizado para concentrar en su foco los rayos solares o de un cuerpo en combustión y aprovechar con fines bélicos el gran calor que produce. Su nombre proviene de la palabra latina ustor, de ustoris, el que quema. Se ha sugerido que lo usaron en la Antigüedad:
Proclo, ingeniero del emperador Anastasio, que quema en Constantinopla la flota de Vitaliano.
Arquímedes, que abrasó en Siracusa los bajeles romanos de la flota de Marcelo usando los rayos solares (según testimonios de autores de la baja latinidad que fueron reunidos en un folleto por M.L. du Fons), debido que en el año 215 a.j.c., la ciudad cayó en la orbita cartaginesa, enemiga de Roma, que intentó recuperarla con la flota de Marcelo (En el 211 a.J.c. volvió a manos romanas)
Sobre este último punto hay diversas opiniones:
Maizeroy lo niega, pero no pone en duda que se conocían las aplicaciones del efecto de la reflexión.
Algunos autores creen que en vez de quemarse la flota romana se quemaron los trabajos de aproches, vineas, etc.
Buffon, en el año 1747, hizo experimentos con un gran aparato ustorio con 168 cristales argozados y móviles de 22 centímetros de largo y 16 centímetros de ancho, y quemó madera a una distancia de 200 pies o 68 metros.
También experimentalmente se comprobó que, recibidos rayos solares en un espejo cóncavo de latón batido cuyo diámetro y radio de curvatura sea de 1 o 2 metros, se obtiene un foco calorífico tan intenso que el sílice, la piedra pómez, el cobre y la plata se funden en pocos minutos.
Es digno de notarse que un hecho tan saliente es omitido por historiadores tan justamente celebrados como Tito Livio o Plutarco, y llama más al atención que también calla acerca del particular Polibio, quien vivió poco despues de verificarse el supuesto acontecimiento.
Una obra de Andrés Dávila y Heredia habla de lo dicho: Demostrar la inteligencia de Archimedes, que con el espejo quemó la armada enemiga: materia que hasta el día de oy no ha escrito nadie.., Madrid: Infançon, 1679
Presunciones de sentido común (según José Almirante) sobre la quema de naves romanas por los griegos de Arquímedes:
Los barcos romanos no quedaban al ancla.
Tendrían el balanceo natural que impide la acción fija del rayo reflejado.
Esta acción no es instantánea.
El sol no habría de ser tan complaciente.
Los barcos romanos tampoco habían de venir bajo los tiros de la plaza a dejarse quemar uno por uno.
En vez de quemar los barcos, quizá lo más provechoso fuera quemar los trabajos de aproche, vinea, etc.

Astioco romano
Tambien citar, a una variedad de fuego griego, al astioco como proyectil incendiario, anterior a la pólvora, que cita Julio César, Appiano, y el Emperador León, vasija llena mixta incendiaria.-Como curiosidad histórica, decir que se realizaba, en el Campo de Marte, en Roma, la revista de armas, denominada lustración, y se hacían sacrificios, en las lustraciones, y viene de Servio Tulio, con el censo, y lustro, significaba cinco años, entre dos censos.-

Falarica romana
La falarica era una saeta grande, viga de hierro largo, y cuadrado a la punta, que se envolvía con estupas empapadas en pez, y otras sustancias combustibles, para incendiar torres de asalto, Phalarica erat Sagusntinis missili telum.

Impedimenta romana
También destacar la impedimenta, que era el conjunto de material de compañía, que seguía a la fuerza activa, de las legiones, que no debería ser muy grande, porque debía dificultar, los movimientos rígidos, de las Tropas.-

Hacha de viento romana
La hacha de viento, no era una arma, sino era reunión de pavila, de filastico, o estropa hilada, cubierta de un mixto compuesto de pez griega, cera, pez común, y resina, dándose la figura de una hacha de cera, y embetunándola de blanco exterior, para lo siguiente:
Alumbrar noches de marchas.
Trabajar fuera del alcance del enemigo.

[escribe] Cuadrillo
Dardo grande, proyectil antiguo seco cuadrangular, en vez de ser un tronco redondo o rollizo.